top of page

Egresados

La Seducción de la Muerte

Por: Sofía Lichilin

El mundo poquito a poquito se va toldando de azul.

Mis párpados se cierran bajo el peso de mis anhelos

Mientras la lluvia morada me consume la espalda.

Dedos de amatista se deslizan sobre mis vértebras.

Siento el frío de su cristal como si fuera un cálido suspiro al final de la tarde de un día de sol.

Mis brazos se relajan sobre algodón mullido y siento a un hombre de humo cerquita mío.

Un trozo de nube se desliza por el vitral

Y mis pupilas angustiosas alcanzan a vislumbrar los cerros

Que viven pegados al cielo de esta ciudad,

Formando un catamarán sublime de astros y madreselvas,

Que guarda mis entrañas desde el día en que nací.

Vivo dentro de un cofre de nubes y de fiestas,

Fracciones de alma y muerte se revuelcan alrededor de mis piernas

Y suben hasta amarrarme y desterrarme al olvido.

Porque antes de la muerte viene el olvido.

Amantes bárbaros despliegan sus alas

surcando la Tierra hasta meterse en tus riñones.

Serpientes rosadas se deslizan por el cielo

e inclementes infestan tus intestinos.

Tu vida es un pozo de días sin retorno.

Tus días son pasos que das al calvario.

Tras de ti solo queda calima purpúrea

que alimenta ese lago de amor desabrido.

La vida no es nada, nada más que pasado.

Memorias de la tierra de las serpientes

Por: Miguel Á. Sánchez Novoa

Bastante se ha escrito ya sobre diversos encuentros e historias de la famosa Regina Kraus, mas es el momento preciso para contar mi experiencia con dicha señora, mi nombre es Juan Domingo Sevilla Pérez, soy autóctono del municipio de Guapí, en el Cauca, y en los años cincuenta fui hijo del jornalero más famoso de esta región, don, pues era todo un caballero, Regino Plácido Sevilla; en aquellos tiempos ningún trabajador de campo tenía la fortuna de poseer el mayor regalo que en la mente habita, el poder de la palabra y de comprender los extraños garabatos que son conocidos como las letras, excepto, por supuesto, por mi amado padre, quien en muchas ocasiones intentó buscar la manera de formar a sus colegas campesinos en el extenso arte de comprender el mundo de forma escrita, siempre infructíferos, pero esa es otra historia.

De todos modos, corría el año mil novecientos sesenta y pico cuando mi padre, pionero en el aprendizaje obrero del municipio de Guapí, falleció por una neumonía producto de haberse quedado a trabajar hasta tarde, yo no lo pude ver en aquel fatídico día más dicen sus compañeros que él demandó que nadie fuese a llorar, pues el agua que surgía de sus ojos podía regar los campos a los que estaban condenados y seguir engrosando sus cadenas, producto de esto fui enviado a una enorme casa solariega de tres pisos e incontables alcobas, con una puerta de adobe importado que producía el sonido más profundo y desagradable que cualquier alma humana pudiese escuchar, la casa de la hoy por hoy difunta dama Regina Kraus, quien, si bien poseía tierras lo suficientemente fértiles como para haber sido la dueña del cultivo más próspero de papachina de la región, no cultivaba, ni mandaba cultivar, se dedicaba a observar desde su balcón como la maleza se apoderaba de tales tierras bendecidas pero sin utilizar.

La rutina en la casa de la señora Kraus era simple, me levantaba, pues era el único trabajador de la propiedad, le servía su té a la alemana como le gustaba llamarlo, y me sentaba junto a ella a mirar el paisaje de la creciente maleza y los árboles salvajes que cada día amenazaban con cerrar, cada vez más, nuestro panorama de visibilidad, la mujer, cuyo pelo grisáceo olía cada mañana a la flor conocida como peonía, pronto notó mi versatilidad en las artes de la lengua y cada día me enseñaba un nuevo concepto de su natal Alemania, siendo uno de los más impresionantes para mi joven alma el Waldeinsamkeit, sentimiento que se traduciría como aquel de estar solo, rodeado de la naturaleza, en medio del más profundo y frío bosque.

La tranquila rutina que vivíamos la señora Regina y yo se vio interrumpida abruptamente en el año mil novecientos setenta y pico por una cuadrilla militar proveniente de Cali, enviada en secreto por el presidente mismo de los Estados Unidos de América, con el fin de asegurar la captura de la señora Regina Matilde Kraus, accionista y financiadora de gran parte de los campos de concentración de la Alemania de los años treinta y cuarenta, al notar que yo era el único habitante de la propiedad con ella, fui transportado de igual manera a una prisión, que podía encontrarse a treinta kilómetros del municipio de Guapí en barco, la famosa prisión de la isla Gorgona, que como su nombre indica era una cabeza llena de serpientes, con el cuerpo sumergido en las profundidades del mar.

La señora Kraus y yo estuvimos en la misma celda durante cinco largos años, en los cuales desarrollamos una relación de amor, a día de hoy ya entiendo lo que significó su pasado, la forma en la que afectaba el presente y en lo que dolía para el futuro, aún así no había razón alguna en el momento para que yo supiese lo que esto significaba, Regina Matilde Kraus fue, ante mis ojos, la estrella más brillante e incansable del firmamento, por lo cual, en el año mil novecientos ochenta y pico decidimos volarnos, bueno, lo decidí yo, Regina estaba siendo consumida por una enfermedad que hacía que se ahogase cada día más.

Nuestra fuga fue planeada de una forma magistral por un hombre que no sabía que tenía en mi mente, que llamó el hombre de las serpientes, el cual, aprovechando la tremenda cantidad de reptiles que rondaban dentro y fuera de las instalaciones, las fue coleccionando en una pequeña caja que había debajo de su litera, de tal forma que una noche septembrina, como Bolívar y Sáenz, estos dos nuevos próceres soltaron a las serpientes que con tanto laborioso esfuerzo habían capturado y las soltaron por el suelo de la fría cárcel, logrando así que el carcelero de nuestra zona fuese atacado por ellas y nosotros lográsemos escapar en medio del caos, la adrenalina de correr por aquellos fríos pasillos se veía opacada por la toz que mi Manuelita apresaba en el momento, la mujer se ahogaba en su propia respiración y tomé la resolución de no dejarla morir en aquel lugar, al salir del recinto corrimos entre los manglares y encontramos una pequeña cueva, que por no ser parte de la cárcel fue símbolo de libertad para ambos, y nos refugiamos allí hasta el amanecer.

Regina Matilde Kraus fue mordida esa fatídica noche por la llamada “Taya Equis”, y mientras sus ojos se escondían en lo más profundo de aquel rostro surcado por arrugas de oscuridad y enfermedades que fueron el costo de su pecaminosa vida, profirió las siguientes palabras, como un juez profiere su sentencia; “Mein liebling Domingo, la vida ha de demostrarme en el aquí y el ahora que los más malvados pagan su sentencia a medias, prometedme, si bien no merezco ser fiadora de vuestra promesa, que vivirás por todas las vidas que tan rápido tomé”, y tras inhalar el espeso y húmedo aire de Gorgona, expiró con sus ojos cristalinos abiertos ante el sereno nocturno de la selva.

Tres años divagué por la espesa selva de la isla de Gorgona, alimentándome de lo que podía y con la ayuda de unas espesas botas montañeras que confeccioné para no sufrir el mismo destino de mi amada, en el año mil novecientos ochenta y cuatro, el único que sé nombrar con certeza, la prisión de la isla de gorgona fue cerrada por el entonces presidente Belisario Betancur y en el último barco que partió de la isla se coló como polizón Juan Domingo Sevilla Pérez, el único inocente de la isla de las serpientes.

Desde entonces he vuelto a la isla Gorgona en tres ocasiones, en la primera, a finales de los noventa, para indicar la locación de la tumba de Regina Kraus a las autoridades a cambio de un indulto, en la segunda, para escribir la historia que ahora usted lee, y la tercera y última para reposar mi cabeza en la de la Gorgona y así reposar como un hombre tranquilo, que por no saberlo albergó la crueldad de una guerra en su corazón en forma de amor, y cuyo poder de las letras os deja leer esta historia.

IDEAS DESHILADAS PARA UNA VIDA HILADA

Por: Sofía Lichilín

Centrada, disciplinada, ordenada, responsable… Palabras con las que me han definido más de una vez y con las que no me identifico. La verdad es que, más allá de estos cabellos cortos y estas gafas azules, soy una mujer que vive con la cabeza en las nubes, entre un laberinto de versos e ideas que me es imposible hilar. Perdonará el lector encontrar estos últimos rasgos al interior de este texto.

Muchas veces he recibido expresiones de sorpresa cuando las personas descubren que no todo el tiempo, y de hecho muy poco tiempo, soy esa persona que siempre sale con algún comentario elegante y se mantiene sobria y seria. Por encima de todo, mi más alto estandarte es mi paz mental, y por ello suelo alejar todo lo que la interrumpa, y así acabo privilegiando charlas amenas sobre trabajos académicos, reflexiones literarias sobre preparar presentaciones, escuchar discografías enteras, sobre estudiar para parciales. Y entonces… ¿qué me ha llevado a donde estoy? ¿De dónde he sacado esa pila de diplomas? Diría yo que es gracias a la mentalidad del “sin mente y con verraquera”; receta mágica que resume la idea que hoy traigo y probablemente de gran parte de mi vida. Se la presento a continuación.

Sin mente: No estoy sugiriendo que no piense, apreciado lector; al contrario soy una persona que todo lo racionaliza, pero justamente de esa racionalización he llegado a esta conclusión: No vale la pena angustiarse por cosas que no se pueden cambiar. Suena a frase de cajón pero es real y nunca la apropiamos; la leemos en Instagram una y mil veces y seguimos sufriendo de ansiedad y enfermedades causadas por estrés. Ahora bien, no quiere decir que no sufra de las dos anteriores, pero el punto es que creo que es posible mantener nuestras aflicciones a raya gracias a nuestra mente. A este respecto he experimentado muchas veces sobre mí misma, y he descubierto que sí es posible jugar con el propio cerebro, convencerse a uno mismo de cosas, y además que una vez se instaura una creencia, actuamos casi que en piloto automático concorde a [CDLCBSARC1] ella.

Con verraquera: Verbigracia, si ya se metió no se salga, afronte, crezca. Otro lema inocuo en nuestros oídos es que son las situaciones que nos incomodan las que nos hacen crecer. Si jamás nos presionamos nunca adquiriremos habilidades ni descubriremos todo de lo que somos capaces. Saque adelante sus proyectos como sea, trasnoche, corra. Se hace esencial complementar este punto con el anterior porque como ya expresé tiendo a distraerme de mis obligaciones, pero no quiere decir que las deje de lado. Siento que eso es lo que ha de trascender en este artículo; no va a salir adelante por obra y gracia del Espíritu Santo, sino son sus decisiones del día a día las que lo llevarán a la cúspide de su vida.

Podría exprimirme el cerebro pensando en algo más que decir, pero como ya le dije a Felipe: “Pipo, no tengo nada que enseñar.” De una forma u otra espero que si no ha encontrado alguna clase de lección o consejo aplicable a su vida dentro de este corto paseo al interior de la mente de la autora, haya disfrutado o al menos detestado mi prosa rimbombante.

Ya para acabar, lo que sí le puedo recomendar es que sueñe, crezca y no se olvide de disfrutar esa vida por la que se ha partido el alma y cabeza.

¿Podrá un profesional ser más que lo que dicta su acta de grado?

Por: Daniela Mahecha Rivas


Una de las cosas que más me hubiese gustado escuchar en mis últimos años de colegio es que elegir una carrera no determinaría mi futuro.

Casi siempre nos presentan que el título que obtengamos al finalizar la universidad va a definir quién eres y a qué puedes llegar. No obstante, al menos en mi caso, donde no tenía idea alguna de qué quería estudiar, escuchar aquello suponía una carga y un sentimiento de culpa que en verdad es muy difícil de soportar. No saben cuántas veces lloré de frustración por no sentirme capaz de sentenciarme con un título. ¿Cómo puede mi futuro recaer en una sola decisión rodeada de incertidumbre pura?

Sin embargo, me gusta pensar que no es así. Me gusta pensar que, sin importar lo que estudies (o si decides no hacerlo), tu futuro dependerá de aquello que decidas hacer con el conocimiento que adquieras, no solo de un pregrado, sino de la existencia, de la vida, con sus victorias y caídas. Me rehúso a considerar que debes “encontrar tu carrera”, como si fuésemos dos almas destinadas a hallarse, pues lo que debería preocuparnos es empezar a descifrar un futuro donde alcancemos y lleguemos a ser aquello que aspiramos, haciendo uso de nuestro saber.

Por ello hoy te digo, sin importar que suene pretencioso, que yo quiero ser lo mejor y hacer lo mejor. Quiero aprender, quiero ser, quiero triunfar; y el título que obtenga no lo va a determinar. ¿La carrera que elegí me va a ayudar en ello? La verdad, no lo sé, pero tampoco es que me preocupe, pues lo que espero hacer recae en aspectos mucho más trascendentales que un título universitario. ¿El maestro en arte estará sentenciado a pintar toda su vida, al igual que el abogado estará obligado a sentarse en una corte? ¿O podrá un profesional ser más que lo que dicta su acta de grado?

Tu futuro recae en ti. No en una licenciatura, en una ingeniería o en un técnico. Y para ello deberás esforzarte, deberás confiar en ti, y esto quizá sea la parte más difícil de todo el camino. No podíamos esperar que esa libertad de poder, entre pocas, no exija un poco de sufrimiento. El deber está en ti, en tu voluntad de ser y hacer. ¿Estás dispuesto a tomarlo, o comprarás la idea de que ese título universitario vale más que lo que puedes aspirar como persona?


En un abrir y cerrar de ojos todo puede cambiar

Por: Gabriela Guayara Mosquera

Desde muy pequeña siempre me gustó tener bajo control cada decisión y cada paso que iba a dar. La gran mayoría de las noches antes de dormir, hacía una lista mental de todas las posibles situaciones que podrían llegar a suceder, imaginando cómo lograr la perfección en estas para que así al siguiente día yo pudiera vivir la película que me había armado. Si las cosas no resultaban de la manera como yo quería, la frustración generaba que el enojo y la tristeza me amargaran. Lo sé, así como se lee podrían llegar a pensar que tenía una pequeña obsesión con el control, lo cual es totalmente cierto y aunque fuera solo sobre mi vida, esto me estaba generando conflictos conmigo misma y problemas de salud. Sé que muchos viven situaciones similares, creyendo que de esta forma evitarán ser lastimados, alcanzarán el éxito o simplemente creen que así lograrán ser felices; pero créanme, y se los digo por experiencia propia, todo cambia en un abrir y cerrar de ojos.

En enero del año pasado me preparaba para disfrutar del que yo pensaba sería el mejor año de mi vida, tenía ya la ruta planeada. Iba a disfrutar mi grado 11, bailaría hasta el amanecer con mis amigos, sacaría buenas calificaciones y aplicaría para estudiar en Estados Unidos. Pero la vida me dio un vuelco el 31 de enero del 2019.

A una semana de haber entrado al colegio, el miércoles 30 de enero me sentía muy enferma y no podía caminar erguida del dolor de estómago. Resultaba ser que tenía apendicitis, me operaron al día siguiente. Esa misma noche del 31 ya estaba en mi casa recuperándome. Sabía que la operación era muy simple y que mis planes no habían cambiado, solo tenía una semana de retraso por la incapacidad, pero estaba segura que esa operación no significaba un cambio trascendental en el plan inicial. Me estaba equivocando.

Exactamente un mes después, en la herida me estaba saliendo una bolita que con el pasar de los días se hacía mucho más grande, hasta el punto que no pude pararme de la cama una mañana. Al llegar al hospital los médicos me aseguraron que era una infección y que con un procedimiento quirúrgico muy mínimo yo iba a poder volver a mi rutina. Entré confiada al quirófano y al despertar de mi anestesia me enteré que una operación de 20 minutos se convirtió en una de 5 horas ya que yo no tenía una infección, me había dado peritonitis un mes después y mi cuerpo estaba acumulando todos esos residuos en una masa enorme que tenía que ser drenada antes de que se esparciera por todo mi sistema. Tuve que estar hospitalizada hasta que esa gran infección saliera por completo, sin comer ni tomar nada por 5 días. Yo no podía creer lo que estaba pasando, un día estaba tirada en la cancha de fútbol echando chisme con mis amigas y al otro estaba tumbada en una cama de hospital canalizada con antibióticos. Me llené de rabia, tristeza y todo tipo de emoción negativa que se puedan imaginar. Lo peor llegó cuando por fin pude volver, después de dos meses, al colegio. Me había perdido de muchísimas cosas a nivel académico y personal. Sentía como si fuera mi primer día, mucho cambió y parecía que la vida había seguido y yo me había quedado estancada. Culpaba a cuanta persona me cruzaba, pero lo peor fue que me culpaba a mí por haberme enfermado, por haber arruinado lo que yo pensaba iba a ser el mejor año de mi vida.

Se preguntarán porque en vez de contarles sobre mi experiencia universitaria y darles consejos de como tomar una de las decisiones más importantes de su vida decidí que el tema de mi columna fuera el cambio. Simple: ustedes lo están viviendo. Sé que muchos tenían la misma esperanza en su grado 11 como yo hace un año y que esta situación a causa del COVID-19 les ha generado un sin sabor en su boca y tal vez una pelota de sentimientos negativos, ¿por qué a nosotros?, ¿por qué en mi último año? Lo sé, lo viví en carne propia. Tal vez no de la misma intensidad en la que lo están haciendo ustedes, pero déjenme darles un consejo. La vida es perfecta y el universo sabe cómo hace las cosas. No se dejen llevar por el hecho de que la película que se habían armado sobre este año no resultó ser la que esperaban. Créanme cuando les digo que un año no los define y tampoco marca el rumbo que tomarán sus vidas. Déjense asombrar por las pequeñas cosas que la vida nos da: el olor a caramelo del cine, el frío de la noche y hasta el cantar de los pajaritos a las 5:00 am. Nuestro camino siempre toma direcciones inesperadas y a veces no entendemos el porqué, pero ese es el bello sentido de vivir, sorprenderse y dejarse llevar por los cambios que toma el universo. Estoy muy segura de que la vida los va a recompensar, lo hizo conmigo, solo necesitan abrir los ojos y dar ese salto de confianza.

Creados para luchar

Por: Ana María Castañeda Granados. Exalumna 2019.


Nunca pensé que me enfrentaría tan pronto a la página en blanco más difícil de llenar en mi vida, porque sin duda ésta lo es. El fondo de pantalla de mi computador retrata la calle de una ciudad abarrotada de gente, de carros y de luces. Me parece, al verlo todos los días, que vuelvo a escuchar el tráfico de las mañanas para llegar al colegio, el ruido de la gente en sus quehaceres diarios, y que al llegar a las puertas del Anglo me encuentro con los niños saltando y corriendo para llegar a sus salones, libres de encontrarse con sus compañeros y abrazar a sus maestros. Me paro de mi asiento y cierro mi computadora con lágrimas en los ojos, porque muchas veces no puedo seguir mirando ese panorama de un ayer tan cercano. La tristeza fluye aún más al pensar en mi hermano y en su equipo de la recta final, en ese último año que pudo ser distinto y no lo fue. Aunque las cosas sigan pasando como si nada, no se puede evitar la frustración de muchos anhelos perdidos. Pese a todo esto, y aunque pretendo ser sincera, estas palabras no son para mirar hacia abajo, no son para incendiar más el descontento y la incertidumbre; son para dar reconocimiento a hombres y mujeres grandiosos, estudiantes de un hogar que cierra sus puertas artificiales, pero no las del corazón, humanos que hoy pueden expresar más que nunca sus emociones, sus errores, sus frustraciones y también sus más excelsos anhelos, esperanzas y alegrías. Porque no están solos en todo esto, la educación cambia irremediablemente y de eso no se salva nadie; nosotros como exalumnos también nos dirigimos hacia un nuevo desafío. Debo decir a la Prom 2020 que los admiro y valoro con lo más profundo de mi ser; el autogobierno y la disciplina que han demostrado en sus casas de frente al mundo de la virtualidad, no es más sino las semillas que un largo periodo en el Anglo Americano se ha tratado de depositar en ustedes. No puedo decir que es la institución perfecta, pero sin duda es aquella que nos muestra que la vida no es un paseo nada más, sino también un reto que nos abre el camino hacia el esfuerzo diario, el amor y la inspiración. Intenten ver este momento como una piedra en el trayecto que, aunque es más grande que las demás, llega el tiempo en que se deja atrás volviéndose cada día más superable. Los hombres que llegaron a la máxima revelación de la vida y alcanzaron la más alta influencia fueron aquellos que les tocó rebajarse, sentir las heridas de las pruebas más duras, sentir lo que es el sufrir y la soledad, lo que es renunciar a los propios deseos. Esos llegaron más fuertes, esos se acercaron más al propósito por el cual fueron creados y descubrieron cosas que nunca nadie había visto, salieron a relucir grandes ideas. Deseo que juntos, como jóvenes que tienen un sendero aún muy largo por tomar, podamos ser como esos hombres y aprendamos a disfrutar de cada proceso, tanto del sol más resplandeciente como de la tormenta más tempestuosa. Los quiero PROM 2020. Te quiero Anglo, hoy más que nunca.


Podemos actuar o seguir dejando pasar

Por: Juan Sebastian Pérez Cajamarca -Personero año 2018


Siempre nos han vendido una perspectiva de sociedad sin oportunidades de cambiar, y si nos convencemos, seguramente así será, pero podemos ser valientes y al menos intentarlo

El miedo que nos aborda al momento de seguir nuestros sueños e ideales es indescriptible. Siempre estamos en esa cuerda floja de la incertidumbre que nos retumba en la cabeza, repitiendo si realmente vale la pena esforzarse haciendo algo diferente por el país en el que vivimos. A decir verdad, no es fácil alejarnos de esa sensación natural al iniciar un camino largo y lleno de desafíos, como lo es el empoderamiento y el liderazgo a merced del servicio social.

Para lograr liberar esas anclas que impiden nuestro viaje debemos arriesgarnos a perder y empezar con un proceso de auto reconocimiento que nos revele cuáles son nuestras capacidades para lograr lo imposible. De esta manera, podremos creer en nosotros mismos, logrando consolidar la base de cualquier objetivo que queramos alcanzar. Así fue como yo me convencí de que si podía incidir en la realidad nacional siendo consciente de mi rol como ciudadano cansado de escuchar a la gente criticar sin actuar con rigurosidad.

Mi nombre es Juan Sebastián Pérez Cajamarca, un estudiante más, y salí de nuestro colegio en el 2018 apostándole a la renovación de las estructuras gubernamentales corrompidas por el personalismo y la avaricia. Cuando estaba en 11° fui personero y me terminé de convencer sobre mi vocación al liderazgo constructivo. Ver las sonrisas de los estudiantes no tenía precio y logre mi mayor objetivo durante ese periodo, cambiar el paradigma de la comunidad frente a la representación estudiantil. Allí me di cuenta que valía la pena arriesgarse y tomar acción logrando todas las propuestas que en campaña parecían imposibles para muchos.

Por eso me inspiré aún más y sigue por la senda que había construido, estudiando Ciencia Política y Gobierno en la Universidad del Rosario. Allí seguí dándome cuenta de la cruda realidad en la que vivimos, entendiendo más a profundidad las causas de muchos problemas sociales, económicos y políticos. Eso me daba más razones para luchar por un mejor país donde todos puedan vivir sin ser discriminados y algún día, con unas mínimas garantías para tener una vida digna. En ese camino, decidí seguir construyendo por la sociedad logrando ganar las elecciones para ser representante de mi semestre en el Consejo Estudiantil de mi carrera.

Tiempo después extendí mi horizonte y me di cuenta de la importancia de la participación ciudadana, sin importar la orilla política. Debemos entender la realidad gubernamental y estar informados sobre las dinámicas políticas porque, aunque a muchos no les guste, las decisiones que se toman en aparatos como el congreso afectan directamente la vida de todos los colombianos. Por eso, me volví militante del Partido Alianza Verde y fundé una colectividad universitaria, ciudadana y política llamada “Verdes Universitarios”. Esta aglomera los estudiantes que se sienten afines a los principios del Partido Alianza Verde, construyendo propuestas desde la academia para fomentar soluciones sostenibles y argumentadas que puedan construir una realidad transparente e incluyente. En ese espacio se trabaja con la comunidad, con expertos académicos, con políticos, en el territorio y con todo aquel que este convencido sobre la posibilidad de cambiar el chip ciudadano. Suena a utopía cuando hablamos de nuestra visión, pero si no avanzamos hacia ese escenario imposible, nunca saldremos del fango que nos rodea hoy día.

Cada día tenemos la oportunidad de tomar un rumbo distinto. Debemos ser diferentes y tomar acción sobre los problemas que llenan las redes sociales y los noticiarios día a día. De nosotros los jóvenes depende que un día las mujeres no sean asesinadas por el machismo incrustado en esta sociedad, que los miembros de la comunidad LGBTI no tengan miedo de salir a la calle y ser insultados, que los líderes sociales no pierdan su voz por defender los derechos de sus comunidades, que los políticos honestos no sean acribillados por las estructuras corruptas de siempre, que los ríos y mares no sean contaminados y que podamos vivir en una relativa paz. Es tu decisión, actuar o dejar pasar.

Un nuevo ambiente académico y social

Por: Juan José Salcedo Hernández


En la vida de muchos estudiantes sucede un cambio trascendental, el paso del colegio a la universidad. Este proceso suele realizarse de forma abrupta ya que existe poco tiempo para adaptarse por completo a una nueva dinámica. Específicamente, en el campo académico y el social acaecen diversas situaciones que no habían sido contempladas con anterioridad.

Ahora bien, en el colegio se menciona reiteradamente que el nivel adquirido dentro de la institución permitirá que los estudiantes se acoplen de una manera sencilla a la universidad. Sin embargo, esta premisa puede resultar problemática al contrastarla con la realidad, sin implicar que sea totalmente falsa. Por ello, se analizan los factores involucrados en este hecho desde la experiencia.

En concreto, se abordan los cambios o retos académicos y sociales que los estudiantes enfrentan en un nuevo entorno de aprendizaje e interacción con nuevas personas y sistemas. Cabe aclarar que esto varía a partir de la carrera y la universidad que se escoja por lo que la situación de cada estudiante será distinta según sus decisiones.

Por un lado, en el ámbito académico la cantidad de trabajo aumenta, junto con la calidad esperada en cada uno de ellos. Además, la intensidad horaria y los sistemas de calificación se vuelven más rígidos, aunque al inicio puedan parecer laxos debido al número de asignaturas y los estándares de evaluación. De ahí que, desde las labores de la lectura, la escritura, la oralidad y la práctica; empiecen a surgir diferencias notorias con respecto al colegio. En este sentido, la universidad incita al desarrollo de habilidades de forma individual, es decir, los estudiantes deben volverse más autodidactas para alcanzar la excelencia. Afortunadamente, disponen de una plétora de recursos fuera de las aulas para garantizar este proceso.

Asimismo, la comunicación entre el estudiante y el profesor se limita en muchos casos a los espacios designados en las clases. Con ello, en la universidad es complejo encontrar espacios de profundización o asesoría personalizada, los cuales son necesarios para asimilar la totalidad de los contenidos temáticos. No obstante, existe una figura llamada “monitor o monitora de asignatura”, quien es una persona que ha cursado la materia con un determinado profesor y se encuentra en un semestre avanzado para asistirlo a lo largo del semestre. Especialmente, estos monitores organizan sesiones adicionales de clase para reforzar los temas trabajados con el profesor titular.

En forma general, el cambio académico introduce nuevos desafíos para el estudiante que superan los ideales de exigencia, pero a su vez le ofrecen herramientas para fomentar el desarrollo de técnicas de aprendizaje. Es una metodología destinada a los estudiantes autónomos.

Por otro lado, en el ámbito social es necesario interactuar con nuevas personas y empezar a entablar nuevas amistades, independientemente de entrar a la universidad con compañeros que ya conocen, incluso si van a estudiar la misma carrera, es poco probable que sean más de 3 personas. Este aspecto puede omitirse y ese es un grave error por diversas razones. Primero, conseguir un grupo de trabajo eficaz y estable es una prioridad puesto éstos requieren mayor colaboración en forma equitativa. Segundo, al menos para obtener una seguridad emocional dentro de este ambiente, es importante crear vínculos con ciertas personas. Por último, la universidad es el lugar perfecto para perfilar el futuro profesional con compañeros de grado, hasta de otras carreras.

Por añadidura, el manejo del tiempo y el dinero es la diferencia más significativa, los estudiantes deben aprender a lidiar con esto para ser capaces de entrar a la universidad en forma amena. Para esto, se requiere planeación, autonomía y responsabilidad con el fin de evitar errores que pueden afectar el desarrollo normal de la vida estudiantil. Desde el transporte, la alimentación y la organización del horario se definen los pilares del bienestar en la universidad. Al contrario, evadir la correcta disposición de estas cosas repercute sobre el estrés, la productividad y la experiencia de aprendizaje en general.

Por ende, el aspecto social requiere mayor iniciativa por parte del estudiante debido a que ni el colegio ni la universidad ofrecen suficientes recursos para prepararse ante ciertas contingencias. El valor que es primordial es la responsabilidad consigo mismo a nivel personal y social.

En conclusión, el colegio proporciona un rigor académico y una experiencia social de alta calidad, pero no es equiparable con los retos que presenta la universidad. Lo más importante para cada estudiante es volverse un profesor para sí mismo, ser su propio crítico en relación con sus decisiones y aspiraciones. Los estudiantes que deseen tener una experiencia enriquecedora en la universidad necesitan ser autónomos y autodidactas, dos cualidades que deben funcionar simultáneamente para poder proyectar los planes de estudio paso a paso y claramente ser capaces de cumplirlo.

Ser un estudiante implica más que asistir a clases y aprobar asignaturas, es un compromiso constante de descubrimiento y aprehensión del conocimiento, la cultura y las personas. Es todo un desarrollo del intelecto en beneficio del bienestar de cada uno.

Mi semestre sabático

Por: Natalia García Soto - Egresada 2019


Desde hace un par de años me había propuesto estudiar en Alemania. La gran mayoría de universidades allá reciben estudiantes únicamente para semestre de invierno, es decir, en septiembre. Y apenas me gradué del colegio era aún un poco incierto, a qué me dedicaría por el próximo semestre. Las posibilidades eran infinitas. Quería hacer un voluntariado, quizá viajar un poco o conseguir un trabajo. Pero lo que menos me imaginé fue que mi semestre sabático fuera, como fue.

Siempre fui una persona inquieta, quería sacarle el máximo provecho a mi tiempo. En el primer mes me dediqué por completo a estudiar para un examen que necesitaba aprobar para mi universidad y a enviar mi hoja de vida a decenas de empresas. Y en ninguna me contrataron, siempre por la misma razón: continuaba siendo menor de edad.

Sin embargo, no me mantenía del todo desocupada. Iba a algunos conversatorios y eventos en Bogotá para personas que quieren practicar el idioma, como tarde de juegos, clubs de películas o conferencias. Y una vez a la semana participaba en las reuniones de las Juventudes del Partido Verde en la Alcaldía Local de Usaquén, en donde ejerzo mi pasión latente por la política. Gracias a eso, hoy día lidero conjuntamente la Mesa de Trabajo de Género de la localidad. Un poco tiempo después, me enteré de una aplicación para ofrecer clases particulares, de cualquier asignatura. Me llamó la atención y publiqué un anuncio para dar clases de alemán. Pero tampoco llegaba ninguna solicitud.

Llegó marzo y con él, empezaron los contagios en el país. No pasó mucho tiempo, para que decretaran, como era de esperarse, la cuarentena. Y yo seguía sin haber hecho mucho más que lo que ya escribí. Y fue entonces que me contactó mi primer alumno, un español que vivía en Alemania y que no sabía mucho del idioma. Tenía clase con él en las mañanas, así que mi día consistía en darle la clase y después prepararle la del día siguiente. Y poco a poco, fueron llegando más y más. Principiantes, intermedios, avanzados… Hoy tengo alrededor de 20 alumnos. Que, si bien es demandante, estoy constantemente en contacto con el idioma y aparte he tenido la posibilidad de ahorrar para los costos universitarios y cubrir los pagos de las aplicaciones, por lo que lo he encontrado bastante favorable.

Además, tuve la oportunidad de ponerme en los zapatos de los profesores, que entregan su vida a brindarnos enseñanzas. Aprovecharé este espacio para agradecerle a todos los docentes del colegio, a quienes les debo una enorme parte de lo que soy. Tienen mi total admiración. Y para los estudiantes que continúan leyendo, les digo de todo corazón que lo mejor que pueden hacer es valorarlos y aprender lo que más puedan de ellos. Transmitir conocimiento a otra persona, es una tarea que necesita de dedicación y paciencia inimaginable, se los digo como exalumna y ahora, por experiencia propia.

Continuando con el relato, a mediados de mayo comencé a aplicar a las Universidades. Siempre el consejo que dan es aplicar a varias, porque los procesos de admisión son bastante exigentes, después de todo se postulan personas alrededor del mundo entero. Es infinitamente gratificante que todas las respuestas que he recibido han sido cartas de aceptación, incluso las universidades con mayor prestigio y de cupos más restringidos, quieren que estudie en ellas a partir de septiembre. De todo lo que sembré en el colegio, veo los frutos hoy día.

El consejo que les puedo dar es que no menosprecien su tiempo en el colegio, crean que lo que están haciendo en este momento tendrá repercusiones en el futuro; porque así será. Cada proyecto que inicien, cada decisión que tomen, cada pequeña acción. Las experiencias en el colegio nos forman el carácter y guían nuestra trayectoria. Puede que la historia aún esté comenzando, pero cada paso que demos, por pequeño que parezca, construye nuestro futuro.

Por qué dormir y hacer ejercicio pueden salvar tu diagnóstica

Por: Nicolás Rubiano "Rubiperso" - Personero año 2019


Hay muchos mitos acerca de aprender, algunos de los más conocidos son los de estilos de aprendizajes (visual, auditivo y cinéstico), el de los supuestos talentos innatos en las personas (matemáticas, lenguajes o arte) que de otra manera no se pueden lograr, así como también el de aprender es sencillo y rápido ("aprende inglés en menos de dos meses"). Estos mitos que escuchamos a diario solo hacen que nos frustremos y no encontremos la manera de poder sacar ese anhelado 45 en álgebra.

- Si eso no es cierto ¿Qué si lo es?

Estudios de la Universidad de Harvard dicen que el ejercicio mejora tu facilidad para aprender, así como tu atención en clase. Otro estudio de la prestigiosa Science dice que dormir es una parte importante para aprender y que no dormir las horas suficientes nos puede limitar la memoria. Por otra parte, también se ha comprobado según estudios mostrados por la Universidad de McMaster, que se aprende con mayor facilidad las cosas que te gustan: si eres un apasionado de Netflix es muy probable que sepas mucho más de ÉLITE que de las Leyes de Newton.

-Bueno y ¿Cómo deberia aprender algo entonces?

Investigaciones hechas por John Dunlosky publicado en American Educator, muestran que dentro de las estrategias menos efectivas para aprender algo nuevo se encuentran subrayar o resaltar, así como releer ya sea tus notas o el mismo libro. De hecho, el método más efectivo de aprender es haciendo exámenes o ejercicios donde se ponga a prueba lo que sabes, de igual manera, es muy bueno dejar espacios (horas o días) entre tus sesiones de estudio ya que gracias a ello puedes llegar a aprender mucho más que en una sesión de seguida de 5 horas antes de la bimestral. En otros estudios hechos por Jeffrey D. Karpicke publicado en science muestran que la estrategia de “recalling”, es decir, de cerrar el libro y tratar de recordar las ideas importantes, así como los detalles de lo leído es mucho más efectivo que hacer mapas conceptuales a la hora de aprender algo de cero.

-Entonces…

Si quieres pasar la materia, no llevar acumulados, ganar la medalla de geografía, poder ser el cuadro de honor o ganarte la placa de grado, clavarse todo el día a estudiar como loco sin método no es la solución, llevar una vida equilibrada con ejercicio, sueño y buenos métodos de estudio sí lo es.


Referencias

Barile, N., “Exercise and the Brain: How Fitness Impacts Learning”, Hey Teach!, 2020, fecha de consulta 30 junio 2020, en https://www.wgu.edu/heyteach/article/exercise-and-brain-how-fitness-impacts-learning1801.html

Coursera, Illusions of Competence, fecha de consulta 1 Julio 2020, en https://www.coursera.org/learn/learning-how-to-learn/lecture/BuFzf/illusions-of-competence.

David Tenenbaum, D., “Study puts us one step closer to understanding the function of sleep”, News.wisc.edu, 2007, fecha de consulta 30 junio 2020, en https://news.wisc.edu/study-puts-us-one-step-closer-to-understanding-the-function-of-sleep/.

David Z. Hambrick, M., “Is Innate Talent a Myth?”, Scientific American, 2016, fecha de consulta 30 junio 2020, en https://www.scientificamerican.com/article/is-innate-talent-a-myth/.

Harvard, B., “The Pyramid of Myth”, The Effortful Educator, fecha de consulta 30 junio 2020, en https://theeffortfuleducator.com/2017/11/29/the-pyramid-of-myth/.

Karpicke, J.; Blunt, J., “Retrieval Practice Produces More Learning than Elaborative Studying with Concept Mapping”, Science, 2011, pp. 1-3, fecha de consulta 30 junio 2020, en https://science.sciencemag.org/content/331/6018/772.abstractlearning1801.html#:~:text=Ratey%20writes%20that%20exercise%20improves,spurs%20the%20development%20of%20new.

Maquet, P., “The Role of Sleep in Learning and Memory”, Science, 2001, pp. 1-3, fecha de consulta 30 junio 2020, en https://science.sciencemag.org/content/294/5544/1048.full.

Strengthening the Student Toolbox, New Jersey, 2013, pp. 1-10, fecha de consulta 30 junio 2020, en https://www.aft.org/sites/default/files/periodicals/dunlosky.pdf.

Tenenbaum, D., “Study puts us one step closer to understanding the function of sleep”, News.wisc.edu, 2007, fecha de consulta 30 junio 2020, en https://news.wisc.edu/study-puts-us-one-step-closer-to-understanding-the-function-of-sleep/.

Neuromyth 3”, Oecd.org, 2020, fecha de consulta 30 junio 2020, en http://www.oecd.org/education/ceri/neuromyth3.htm

Relato de una decisión

Por: Maria Camila Castañeda Gómez


Nunca me imaginé escribiendo para el periódico escolar, principalmente porque no existía. Sin embargo, aquí estoy, y la primera pregunta que se me cruzó por la mente fue ¿ahora, sobre qué escribiré? Es difícil pensar en algo que sea llamativo o que valga la pena contar, así que decidí tratar un tema que nos es familiar a todos, nuestro país y futuros estudios. Así pues, les contaré mi experiencia en los años que enmarcaron lo que será mi vida por los próximos 12 semestres.

Desde quinto había tenido claro que quería estudiar medicina, pero la duda creció en noveno, cuando empecé a cuestionar mi decisión. Desde ese momento, mi cabeza osciló entre medicina y dirección orquestal, y así transcurrieron noveno, décimo y el 75% de once. También estaba el “problema” de buscar universidad en medio de una gran cantidad de opciones para escoger, dado que hoy en día no nos limitamos a las colombianas, buscamos aplicar a instituciones educativas en el extranjero.

Año 2018, décimo. En medio de mi dualidad en la carrera, tomé la mejor decisión que pude haber tomado; aplazaría un semestre de estudios (primer semestre de 2020) tras graduarme, para vivir, viajar, buscar información sobre distintas opciones universitarias en varios países y simplemente tomar un respiro antes de sumergirme en la vida universitaria. Entonces, empecé a organizar un viaje a Ottawa, donde haría grado 12. De esa manera viviría una experiencia única, tendría la oportunidad de entrar a educación superior en una institución canadiense como cualquier otro graduado en ese país y podría pensar realmente qué haría con mi vida.

Año 2019, once. Tras presentar las pruebas saber 11, recibir resultados y a una semana de que las inscripciones a las universidades cerraran, yo no tenía claro qué iba a estudiar. El último empujón para inscribirme a medicina vino de la persona menos esperada, mi maestra de violín, quien me hizo ver que en un futuro podría mezclar ambas carreras (música y medicina) más fácilmente siendo médica. Ese día llegué a mi casa y sin más, me inscribí a medicina en la Javeriana y en Los Andes, pasé en ambas y me ofrecieron una beca en la Javeriana, donde aceptaría y aplazaría el cupo un semestre, pues la primera mitad del 2020 estaría en Ottawa. No obstante, aún tenía la posibilidad de realizar un pregrado en Canadá.

Primer semestre de 2020. Fue una experiencia única, pandemia incluida, donde me di cuenta de que la educación (privada) en Colombia es de muy buena calidad, los temas que veía en High School ya los había visto en el Anglo y noté que la intensidad horaria era más fuerte en Colombia. Tras percatarme de esto, decidí por fin no darle más vueltas al asunto y estudiar en la Javeriana.

A lo que quiero llegar con lo anterior es que no hay afán para tomar la decisión más grande de tu vida, ¡te puedes tomar todo el tiempo que desees! Dudar es completamente válido y si te preocupa no tener un camino claro, tranquilízate que en algún punto se alumbrará el bombillo. Por eso es importante estar muy bien informado sobre las carreras que te llamen la atención y hablar con personas que estén familiarizadas con el medio, pues son las que verdaderamente influirán en la decisión final.

En cuanto a la universidad en sí, creo que muchos pecamos a la hora de pensar en el aspecto educativo del país. Es decir, efectivamente Colombia tiene sus fallas, no es un territorio perfecto pero la educación a la que tenemos acceso es bastante sólida. Personalmente siento que Colombia es hermosa y hay que darle el lugar que se merece. Cada uno de nosotros le debemos lo que somos en gran parte al lugar donde crecimos y sí, hay mil cosas por mejorar, pero la manera de solucionar los problemas del país es retribuyéndole lo que nos ha dado, estudiando y trabajando para así construir un gran proyecto, una utopía colombiana.

"Yo creo que todavía no es demasiado tarde para construir una utopía que nos permita compartir la tierra"- Gabriel García Márquez.

Encuentro con Juan Alfredo Pinto Saavedra

Por: Miguel Ángel Sánchez Novoa- Sara Juliana Cruz Cataño.

Egresados

Hace apenas una semana, tuvimos la oportunidad de pasar un momento muy especial con el notable profesional Juan Alfredo Pinto Saavedra; diplomático de profesión y uno de los escritores colombianos más trascendentales internacionalmente de los que se tiene conocimiento, su historial como servidor público, economista, difusor de la cultura y periodista no alcanza a enmarcar su excepcionalidad como un ser humano que va más allá de las fronteras culturales, lingüísticas, sociales y políticas.

Para enviar un mensaje de integración al resto del mundo, las reflexiones que el discurso de este autor de renombre suscitan en quien lo escucha, van más allá de un pensamiento que se queda en la mente un rato, ya que invitan a la interiorización del impacto de la realidad en la que vivimos sobre nosotros como individuos y como seres sociales. Pinto se introdujo al público relatando las experiencias que le marcaron la vida, las cuales a su vez forjaron su configuración filosófica. Es allí cuando su obra “Agua dulce, agua de mar” cobra sentido, ya que representa una convergencia entre sus raíces latinoamericanas y todo lo abstraído en su viaje por Asia, Eurasia y otras partes del mundo, además, presenta una evidente priorización de lo que significan los ecosistemas y su funcionamiento como cuerpos sometidos a un constante proceso de fluctuación bien sea por la influencia humana o por la naturaleza misma. Su obra abarca una tragedia ambiental que sucede en la Costa Verde en Lima, Perú. Un fenómeno ambiental denominado “la cuña marina” colapsa el equilibrio ecosistémico y de esta manera impacta a los habitantes de la ciudad. Simplemente un acontecimiento caótico. Entre los sobrevivientes, se encuentra un grupo de expertos en cambio climático dialogando en un centro de convenciones. En la primera parte del libro, se narra la manera en la que los personajes se las arreglan para sobrevivir. Dicho proceso involucra innumerables factores que agravan la situación, como, por ejemplo, las relaciones interpersonales. A su vez, y por medio de un recurso de paralelismo, se halla un micro acontecimiento que involucra a estudiantes universitarios encontrados en un triángulo amoroso: la venganza y el homicidio son los protagonistas. Pinto encuentra la forma en la que estas dos situaciones con simultaneidad presenten interrelación y así, hace de la obra un elemento auténtico y único, no solo en la literatura colombiana, sino mundial. En palabras de Juan Alfredo, es “un crimen perfecto”.

Más tarde en el encuentro, los estudiantes compartieron sus preguntas, las cuales fueron resueltas a partir de una cobertura íntegra de diversos ámbitos (político, geográfico, demográfico, económico y ambiental). La intención del autor de salvaguardar la multiculturalidad y la producción de bienes y servicios en pequeñas escalas y su propósito como sujeto humanista, se hizo evidente a lo largo de la entrevista.

bottom of page