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Café con leche

Por: Paula Castro


Somos café. Bajo la sombra de un manto blanco nos hemos acurrucado anhelando ser absorbidos por unos dulces labios, sin embargo, ¿Qué sucede si no nos disolvemos?, ¿Existe algún futuro para un alma marginada?. Desde el momento en que somos cosechados entendemos la ruta dinámica de la sociedad, vemos la aplicabilidad de la selección natural donde el más apto sobrevive, solo que en este caso es el mismo hombre quien formula los parámetros aptitudinales, recayendo una y mil veces en un catastrófico error, recolectar todos los granos de la misma manera.



Vivimos en un mundo competitivo, cada acción que realizamos la enfocamos en un futuro que indudablemente deseamos que sea próspero monetariamente, no obstante, son estos mismos actos los que nos conllevan a resultados cíclicos que, además de infelices, son opuestos a la intención inicial. La decisión de nuestras vidas no radica en un título, reside en el porqué de este, en tanto es ese transcurso el factor determinante de la vida, es allí donde encontraremos consuelo de las noches lúgubres, del llanto incontenible, del intelecto olvidado...; para nadie es un secreto que este último ha sido tan distorsionado que inclusive un producto de este, como son los números, ha jugado un papel de divinidad en la primera guerra contra el sistema, una escala que mide tu efectividad mecánica, y no me malinterpreten, la mecanicidad es una actividad necesaria en tanto permite producir con gran efectividad pero es inútil si no tienes qué generar.



Nos hemos dejado nublar la vista hasta tal punto que parece una ceguera crónica donde lo único que nuestros sentidos perciben es un leve olor a café matutino; mas estamos en el lugar indicado para dejarnos llevar y lograr sumergir nuestra nariz en el empaque local, encontrando un mundo indescriptible en el que la autenticidad y creatividad fundamentan una realidad prometedora. Este no es únicamente un mensaje para la promoción 2020, próxima a entrar a la universidad, es para todo aquel que ha sentido la represión de su pensamiento, su arte y/o su vida; seré sincera, no todos tenemos las mismas capacidades, sin embargo, creo fielmente que las soluciones a los millones de problemas que recaen en nosotros hoy en día no se encuentran en una mente automática, sino en miles de personas con un punto de quiebre en la linealidad del pensamiento.



El mundo padece una enfermedad mortal, invisible a la gente común, y la cura se encuentra en esa pequeña zozobra del café con leche, aquello que mientras el designio no contempla, el porvenir pide a grito herido, en una súplica por una gota más. De hoy en adelante tengan en mente demostrar quiénes son bajo su propio criterio y sin falla alguna llegarán a su éxito personal, solo no olviden que si no logran disolverse, han hecho bien, mientras otros continúan el ciclo, ustedes ahora tienen infinidad de maneras más para ser aprovechados.



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