Sara Juliana Díaz Cruz
7E
Bogotá, 18 de agosto de 2021
Querida, Anne Frank:
No tengo las palabras para iniciar esta carta, lo primero que se me viene a la cabeza es
comenzar a hablarte del rotundo éxito de tu gran diario. Gracias a tu padre Otto Frank,
quien decidió cumplir tu sueño de ser escritora, se publicó “El diario de Anne Frank”, con
una traducción a más de 70 idiomas y con una venta de más de 35 millones de copias.
Cuando leía tu diario, me pude dar cuenta de la pasión tan extraordinaria que tenías al
escribir, yo no hubiera logrado redactar con tanto sentimiento. Había momentos en los que
sentía que me describías, pues sentíamos cosas tan semejantes, que creo que, si hubiera
estado en esa época, hubiéramos sido muy buenas amigas. Me impresionó la creatividad
que tenías, nunca estabas escasa de ideas, y lo que más me gustó, fue cómo afrontabas la
situación, teniendo en cuenta que con solo 13 años pudiste entender la cruda realidad que
estabas viviendo.
En tu diario pude notar lo más difícil que has pasado, y no es la guerra en realidad, sino el
cambio de la niñez a la adolescencia, en ese momento, al igual que yo, sentías que nadie te
entendía, que nadie estaba contigo cuando más lo necesitabas, que nadie estaba a tu lado
para darte consejos cuando más era necesario, entre muchas otras cosas, y lo sé, sentirse
solo cuando hay personas a tu alrededor es extraño, pero es una sensación de vacío y
soledad que es muy agotadora y aburrida.
Para finalizar, quisiera que sepas que eres una de las personas más valientes que ha podido
haber en la historia, y que, con tan solo 13 años, en la actualidad tu nombre resalta, y no
solo como escritora, sino como alguien que entendía la situación tan crítica que se vivía en
la Segunda Guerra Mundial, con tanta madurez de tu parte…
Te mando un gran saludo.