Juan Felipe Gómez Cortés
7°E
Bogotá, 18 de agosto del 2021
Q
uerido Otto H. Frank, hablemos, quiero desahogarme contigo, así como sé que tú podrás
hacerlo conmigo. Te contaré y me responderás.
A
ntes que nada, deseo expresarte mis más sentidas condolencias, no solo por haber perdido a
tu esposa e hijas, sino también porque sé que lo que pasaste es indescriptible y gran parte de
tus seres queridos ahora están sepultados.
P
ero, entiendo que dichos recuerdos no son gratos ni siquiera al pensamiento y no te quiero
envolver en ellos, por lo tanto, ahora sí empiezo con la verdadera intención de la carta.
H
e leído dos versiones del célebre diario de tu hija Annelies Marie, e incluso he visto un par
de películas al respecto, pero, a raíz de ello me surge una enorme duda: ¿qué se sintió haber
vivido todas esas experiencias y luego recordarlas en la relectura para la edición del diario?,
¿Anne ha sido objetiva con todo lo que ha contado?, o ¿ha tomado cierta posición frente a
los hechos?, ¿qué fue lo que más extrañaste de ella?, ¿imaginaste desde un principio el
enorme éxito en el que se convertiría dicha novela epistolar?
Y
, ya saliendo un poco del asunto del diario, ¿supiste quién los delató en realidad?, o ¿cuál
fue tu mayor sospecha?, ¿por qué no te registraste como veterano para buscar un trato
decente por parte de los Nazis?, ¿Cuál fue tu mayor preocupación o miedo cuando estaban
siendo explotados o al estar escondidos en el anexo?, sé que tal vez estoy agregando sal en
la herida, pero como he mencionado al principio, el desahogarse es la mejor manera de
dejar atrás lo sucedido. Adicionalmente, quiero decirte que no te culpes por nada de lo
sucedido, pues Dios, el Todopoderoso, siempre toma todo en sus manos para buscar la
grandeza de todos. Finalmente, espero que tu nuevo matrimonio sea lo mejor, pues es
importante distinguir entre tu esposa y el amor de tu vida, así como el buen Fritz Pfeffer
que sé que hoy estará danzando al compás de la música con su amada, y como todos los
enamorados lo harán por los siglos de los siglos, unidos en el más allá.
E
n fin, creo que te he bombardeado de preguntas, y espero que de una u otra forma las pueda
ir resolviendo con tu ayuda mientras pasa el tiempo, espero que estés bien dondequiera que
te encuentres y salúdame a Ana, Margot, Peter, la Sra. Van Pels y a todos los demás
protagonistas de mi parte, ¡les deseo a todos lo mejor!
Carta dirigida a un personaje de la novela gráfica El diario de Anne Frank