El mar al mar…

Por: Ángel Quiroga

El mar al mar

Y mi boca a tu boca,

El cielo al cielo

Y el caos a mi pecho.

Rosas serán plantadas en el lugar donde mi silencio estuvo

Y al ser cómo las olas, llevaré mis alas a otro mar.

Y al ser como el mar, mi alma será mi propio naufragio

Y al ser como Dios, mi cuerpo no estará

Y la memoria de mis símbolos y de mi boca solo estará en el caos.

Seré olvido sin alguna vez haber sido pensado

Y besaré sin alguna vez ser amado.

Cómo un huracán de lágrimas viviré con la más tremenda luz

Y cómo un cataclismo de éxtasis moriré,

Moriré sin memoria,

Y persistiré en seguir rondando mi alma

Cómo un espectro de tristeza,

Como el agua que aún gotea en la ducha cuando no hay nadie;

Persistiendo, sobreviviendo en mi muerte: viviendo,

Cómo una estatua que aún persiste en ser sí misma,

Pero petrificada sufre.

Cómo un hombre, que amante del amor y delirante del delirio,

Que muerto de muerte y vivo de vida

Sigue amando,

Delirando,

Muriendo,

Viviendo, como el dulce y fatal marfil de los elefantes.

Soy la mujer que ha sufrido,

Soy el hombre que ha amado,

Soy el rey que en su cabeza cuelga la sombra de la muerte

Y no una corona,

Soy la diosa que ha enamorado a los gloriosos emperadores de la memoria del tiempo,

Soy el emperador que ha tomado e inundado con su mar a la hermosa diosa,

Soy el falso profeta

Y la luz que cae,

Soy un santo y una santa,

Soy mi fe:

La que no existe,

La que sigue creyendo aún en la inexistencia,

La que sigue siendo ausente aún en lo divino.

Mis lágrimas son sal,

Mi pecho fuego

Y el destino un río de olvido,

Un infierno que en paz arde.

Mi alma es la de un salmón que en contracorriente vive,

Un fin sin comienzo,

Soy, seré y fui la mala hierba que no morirá,

Que no caerá abatida en la definitiva batalla del placer.

Mi alma es una rosa,

La rosa roja,

Marchita y sepulcral

Que representa el beso entre la vida y las nubes,

Soy la rosa que sangra y gime de placer.