¿Has oído del niño?

Por: P.L

El niño era frágil, delgado y pálido; te daba la impresión de que si suspirabas lo mandabas volando. Era muy joven pero no un bebé, hablaba con palabras grandes que te asombra llegar a entender, incluso podías decir que ese niño era un genio a su edad... el problema era descifrar ese número efímero del que no tenías ni idea por dónde empezar. Ese niño desafiaba las leyes de la naturaleza, de la física y de la sociedad. Carecía el conocimiento de los científicos y sabios, pero todo lo que decía era verdad; y no, no recalcaba lo obvio si pudiste pensar.

Corrían rumores del tiempo que vivía ese niño, algunos se atrevían a afirmar que era un anciano que supo cuidarse y verse como infante, pero la mirada de ese niño era tan pura y deslumbrada que darle tantos años se hacía impensable. Su manera de hablar, de reír, ver, llorar y escuchar tan contradictorias que se daban sentido las unas a las otras.

Otros rumores afirmaban que ese niño no era humano, lo cual sonaba bastante acertado y descabellado, pues se hacía doloroso el pensamiento de alguien tan supremo no perteneciente a la especie; sin dejar de ser sensato.

Este niño lo conoces muy probablemente, pero no creo que lo recuerdes bien, él sabe de las curas a los males que azotan mente y cuerpo, él escucha los gritos aledaños y comprende cómo calmarlos. Sé que no te suena alguien así, suena imposible pero también sé que lo has pensado y ha vivido dentro de ti. Tan fuerte como lo alimentaste, tan decidido como lo educaste, tan libre como lo dejaste, tan olvidado como lo rebajaste. Ese niño era uno de muchos, todos iguales de revolucionarios e ignorados. Ese niño era un anhelo.