La Filosofía Latinoamericana
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- 17 feb 2021
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Por: Ángel Avila 11F
A pesar de los muchos intentos de una triunfante y próspera revolución en América Latina , dando a entender por revolución que no solo me refiero a los levantamientos y construcciones socialistas, ninguna ha logrado su principal objetivo, ustedes dirán que las filosofía y fines de estos movimientos era en cualquier tipo lograr la independencia del imperio norteamericano, que ataba a sus compatriotas a un consumismo y a una manipulación real capitalista de libertad; reconozco en aquellos objetivos nobleza y moral. Mas no reconozco aquí mi crítica al modelo marxista-leninista, que sus objetivos llegaran solamente a aquel punto demostrando de esta forma no solo la fragilidad de su causa, sino la misma mediocridad de sus sistema. Mi cuestión frente al socialismo llega a derivarse en varias ramas, ramas que son los movimientos revolucionarios Latino Americanos y en todos encuentro una gran falta de visión de aquellos objetivos nobles que le juraron a su pueblo; esta falta de visión se debe a la poca proyección que se dio después de la revolución. En especial la de la cubana, después de sus grandes proclamas, Fidel, dejó a los EEUU y a su gran emporio, mérito que de cierta forma le dio al movimiento 26 de Julio, lo que si no concibo es que se apartó de EEUU; pero Fidel tuvo que encontrar otro amo para sobrevivir, ese amo era la URSS, ahora yo me cuestiono ¿A dónde fueron las riquezas del pueblo cubano, las cuales fueron destinadas por su amo soviético? ¿A su infraestructura? ¿A su Industrialización? ¿A su tecnificación de la producción de la caña de azúcar para generar bonanza en su patria? A todas estas preguntas yo les genero una posible salida, los recursos de estas obras para el beneficio de la proclamada “Cuba Libre” fueron vilmente malversadas y mal administradas. Aquí rectifico lo dicho en mis anteriores escritos, Fidel y sus conocidos revolucionarios aprovecharían el concepto de libertad soviética para robar al pueblo de Cuba como unas personas sin escrúpulos y estafadoras, donde sus principios de eliminar los grupos oligárquicos se destruyeron dado que a pesar de eliminar la élite cubana financiada por Norte América; ahora la familia de Fidel se había convertido en aquello que él mismo había jurado destruir después de su constante lucha de clases que tanto pronunció durante su revolución. A pesar de los nefastos hechos no ha sido el único gobierno de izquierda que ha llevado su pueblo y nación al fracaso, la revolución Bolivariana de Venezuela dirigida por el militar Hugo Chávez fue una revolución que prometía prosperidad y un nuevo horizonte a la nación Suramericana que se estaba convirtiendo en el fortín petrolero de EEUU en esta región de América. Hugo Chávez prometió lucro a sus compatriotas y veía en la petroquímica el futuro de su república. Mas, sin embargo, a los pocos días de su llegada al poder sucedió una tragedia en las costas de Venezuela, una tragedia que ni siquiera hace falta nombrar para demostrar la desfachatez que este demostró en la solución de aquel dolor histórico del pueblo Venezuela. ¿Cuál fue esa solución? No hacer nada; he aquí la mediocridad del sistema socialista proclamado por este hombre que le prometía riqueza a Venezuela. ¿Qué es hoy Venezuela? Un pueblo que se quedó en los vestigios de su capitalismo, no lo pudo dejar a un lado y continuó con un proyecto que llevó a Venezuela a tener la inflación más alta de la región de la historia y actual en el mundo. Lo que quiero llegar con esto, es que la filosofía de revolución de América es tan frágil que al mínimo que su líder llega al poder sus ideales nobles se derrumban, entrando en delirios dictatoriales y monárquicos. Yo, de cierta forma comparto su visión de ver a nuestra Latinoamérica libre del emporio del consumismo, pero no me puedo someter ante la debilidad de aquel sistema socialista, hay que buscar una forma más equilibrada para ver a nuestras naciones crecer juntas como hermanas y apreciar su conversión en potencias mundiales.
“La política no es solo blanco y negro, la política se mueve en una constante escala de grises” (Ávila, 2020)


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