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La sociedad de la hipocresía

Por: María Alejandra Vásquez

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La hipocresía social, acompañada de antivalores como la avaricia, el egoísmo, la envidia, entre otros, han primado en la sociedad actual, lo que nos ha llevado a sentir que debemos cumplir o aparentar ciertos aspectos para alcanzar aquellas expectativas o estereotipos que se tienen de nosotros, ya sea como individuos o como una comunidad.


Todos los cambios que se han presentado en los distintos ámbitos alrededor del mundo han traído muchos avances que han permitido el desarrollo de las civilizaciones, pero a su vez han incorporado o aumentado varios antivalores, entre los que destacan principalmente el egoísmo, el materialismo, la soberbia y la deshonestidad, los cuales lamentablemente han llevado a la estereotipación de lo que se supone se debe tener o ser para ser aceptado en la sociedad.


Es inevitable que en todos nosotros esté presente ese deseo de ser aceptados por los demás, en algunos más que en otros, por lo que al ver que no poseemos lo que la sociedad dice que debemos tener no queda otra manera más que aparentar tenerlo, esto se presenta tanto en lo material o los bienes que poseemos, la apariencia o físico y nuestro ser o actitudes y comportamientos, en el primer aspecto se confirma que vivimos en una sociedad materialista y que, como se argumentó en la columna de opinión “La hipocresía social” publicada por El telégrafo en 2012, hemos confundido el significado de “calidad de vida” con “cantidad de bienes”, pensando que entre más bienes o dinero tengamos, más felices seremos y mejor vida tendremos, siguiendo este pensamiento solo conseguiremos desgastarnos física y emocionalmente trabajando por obtener o fingir esas posesiones o privilegios que, como menciona el personaje Siddhartha en el libro que lleva su nombre por título, no valen el precio de todo lo que estamos sacrificando, entre esos sacrificios se encuentra nuestra felicidad, la cual deberíamos aprender de una vez por todas que tiene que primar por sobre todas las cosas.


En síntesis, debemos abrir los ojos y entender que aquello que la sociedad ve como necesario para tener buena vida y alcanzar las riquezas y la supuesta felicidad no tiene que aplicar a nuestras vidas, pues somos nosotros mismos quienes encontraremos esa dicha en diferentes ámbitos o aspectos a lo largo de nuestras vidas que podrían verse insignificantes a los ojos de los demás pero que tienen un valor sentimental en nosotros, la felicidad no se encuentra al aparentar cosas que no somos o tenemos, pues, ¿de qué sirve tener cantidades inimaginables de riquezas y placeres cuando el vacío en el interior es más grande que estos?

Referencias:

El telégrafo. (29 de noviembre de 2012). Recuperado el 11 de agosto de 2021, de https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/columnistas/15/hipocresia-social

Hesse, H. (2010). Siddhartha. Bogotá, DC: DEBOLIS!ILLO.

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