Mi desahogo personal desde el verdadero sonido de Van Gogh.
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- 30 jun 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 3 jul 2020
Por: Sara Juliana Cruz Cataño
“La noche estrellada”. Se conoce que Van Gogh no admitió grandeza en su obra más reconocida y aclamada, creación dada durante su estadía en un manicomio que él mismo reconoció como el mejor lugar para residir y así poder mitigar, lidiar y tratar sus ataques epilépticos, alucinaciones y desbalances emocionales. Se dice que no reconoció su obra porque no representa su condición de ser desde una postura de desnudez absoluta, y esto lo justifica al decretar que se dejó llevar por abstracciones e interpretaciones que luego consideró superfluas. Fácilmente se podría hablar de un accionar meramente modesto, pero no. No cuando en ese entonces solo él concebía la existencia de dicha pintura y no cuando su voluntad y conciencia generaron que él creara la pintura a pesar de vérsele prohibido desempeñar sus facultades artísticas con libertad. El presente texto permite ahondar en las respuestas y entender las razones por las cuales Van Gogh connotó su pintura como un fracaso.
Como dije anteriormente, el pintor mismo tuvo la cobardía inintencionada de afirmar que su obra no le transmitía un solo sentimiento significativo, pero es una obviedad que realmente le transmitió nada más y nada menos que el significado de la humanidad de manera compacta, directa y automática. Dicha oportunidad de entendimiento del hombre, sabiendo que es el sujeto de estudio de mayor investigación durante la historia, tiene que ser innegablemente abrumadora. Probablemente esa fue la causa por la cual decidió quitarse la vida, y honestamente no lo comparto, pero tampoco lo culpo. ¿Por qué? Puede que él, después de creada la obra, haya entendido que inconscientemente plasmó el destino del hombre, siendo éste un destino oscuro, lleno de odio y egoísmo. Y sencillamente el sentimiento de culpabilidad pudo con él. Además, puede que haya dado cuenta de que él mismo se condujo a la realización de esta obra sin siquiera saberlo. La obra no hubiese sido creada si él no se hubiese encontrado en su cuarto de centro médico vislumbrando el paisaje que fue el referente de gran parte de sus pinturas, paisaje que lo cubría simbolizando la única protección y escape de la realidad inmediata que lo poseía durante su vulnerabilidad. En otras palabras, la obra estaba predestinada a ser realizada. Probablemente, dentro de todas sus condiciones mentales, algo en lo más profundo de sí, predijo que iba a ejecutar una clase de “pre-view” de la suerte de la vida humana.
Otra de las razones por las cuales esta obra es reconocida, es porque supone una representación de cierta frecuencia sonora generada a partir de los tecnicismos del holandés. Si esto es así, no me queda ni la más mínima duda de que durante su ejecución, Van Gogh iba interpretando el sonido proveniente de ella como un factor prácticamente hipnotizante que lo obligaba a llevar a cabo cada movimiento de una manera exacta para así concebir el producto final. Y quizá por ello decidió quitarse la oreja años atrás, su inconsciente sabía que ese momento llegaría, y las voces lo forzaron a hacerlo, pero no fue suficiente para evitarlo. Muchos asumen que dicha percepción auditiva es sinónimo de maravillosidad, cuando en realidad, a pesar de que existe perfección y complementariedad en la armonía de la obra, paradójicamente, dicha armonía solo era un reflejo de la perdición.
No pretendo hacer hincapié en los medios estilísticos usados por el pintor. Pienso firmemente que el adoctrinar a las personas en base a los colores y/o elementos evidenciados sesga la interpretación del producto, además de ser un recurso de convencimiento muy básico, teniendo en cuenta que solo son intuiciones sensibles que no dan certeza de una verdad absoluta. El color azul para unos puede representar madurez, y para otros, inocencia, o poder, serenidad, egocentrismo, etcétera. Pero sí puedo decir que el inconsciente de Van Gogh sabía de la perdurabilidad y vigencia que tendría el cuadro, haciendo de él algo eterno. Y bueno, eternidad en el sentido de que su existencia fue, es y será. Es decir, habita simultáneamente en todo instante temporal que pueda ser pensado. Recién realizada en Francia, año 1889, paralelamente ya estaba colgada en el Museo de Arte Moderno en Nueva York, año 2020. Y esto responde a como su ejecutor pudo visualizar el futuro a través de una ventana perpetua y pudo notar las grandes inconsistencias culpa de nosotros mismos.
La humanidad sin duda requiere de reformas con urgencia y tiene que reconocerse la mala gestión de la vida misma y su evolución. Las decisiones que han sido llevadas a cabo por el hombre, quién irónicamente supone ser el único animal racional, lo hacen el epicentro en cuanto a la extinción de cualquier forma de viveza. En el recae toda la responsabilidad. Es fácil convencerse de todo lo dicho anteriormente haciendo un análisis de una obra de alguien como Van Gogh, quién cuenta con cierto prestigio y reconocimiento mundial al ser considerado artista íntegro, ¿no? Bueno, si hago una columna de opinión sobre el testimonio de un líder social, mi pregunta es, ¿será siquiera leída? ¿Qué diferencia a un simple líder social de Van Gogh? Los primeros son de las pocas cosas que dan esperanza a la caducidad del fracaso humano predicho por Van Gogh, y en vez de perder la cordura, como él, dan su vida por ello.


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