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Encuentro con Juan Alfredo Pinto Saavedra

Actualizado: 1 jul 2020

Por: Miguel Ángel Sánchez Novoa- Sara Juliana Cruz Cataño.


Hace apenas una semana, tuvimos la oportunidad de pasar un momento muy especial con el notable profesional Juan Alfredo Pinto Saavedra; diplomático de profesión y uno de los escritores colombianos más trascendentales internacionalmente de los que se tiene conocimiento, su historial como servidor público, economista, difusor de la cultura y periodista no alcanza a enmarcar su excepcionalidad como un ser humano que va más allá de las fronteras culturales, lingüísticas, sociales y políticas.

Para enviar un mensaje de integración al resto del mundo, las reflexiones que el discurso de este autor de renombre suscitan en quien lo escucha, van más allá de un pensamiento que se queda en la mente un rato, ya que invitan a la interiorización del impacto de la realidad en la que vivimos sobre nosotros como individuos y como seres sociales. Pinto se introdujo al público relatando las experiencias que le marcaron la vida, las cuales a su vez forjaron su configuración filosófica. Es allí cuando su obra “Agua dulce, agua de mar” cobra sentido, ya que representa una convergencia entre sus raíces latinoamericanas y todo lo abstraído en su viaje por Asia, Eurasia y otras partes del mundo, además, presenta una evidente priorización de lo que significan los ecosistemas y su funcionamiento como cuerpos sometidos a un constante proceso de fluctuación bien sea por la influencia humana o por la naturaleza misma. Su obra abarca una tragedia ambiental que sucede en la Costa Verde en Lima, Perú. Un fenómeno ambiental denominado “la cuña marina” colapsa el equilibrio ecosistémico y de esta manera impacta a los habitantes de la ciudad. Simplemente un acontecimiento caótico. Entre los sobrevivientes, se encuentra un grupo de expertos en cambio climático dialogando en un centro de convenciones. En la primera parte del libro, se narra la manera en la que los personajes se las arreglan para sobrevivir. Dicho proceso involucra innumerables factores que agravan la situación, como, por ejemplo, las relaciones interpersonales. A su vez, y por medio de un recurso de paralelismo, se halla un micro acontecimiento que involucra a estudiantes universitarios encontrados en un triángulo amoroso: la venganza y el homicidio son los protagonistas. Pinto encuentra la forma en la que estas dos situaciones con simultaneidad presenten interrelación y así, hace de la obra un elemento auténtico y único, no solo en la literatura colombiana, sino mundial. En palabras de Juan Alfredo, es “un crimen perfecto”.


Más tarde en el encuentro, los estudiantes compartieron sus preguntas, las cuales fueron resueltas a partir de una cobertura íntegra de diversos ámbitos (político, geográfico, demográfico, económico y ambiental). La intención del autor de salvaguardar la multiculturalidad y la producción de bienes y servicios en pequeñas escalas y su propósito como sujeto humanista, se hizo evidente a lo largo de la entrevista.


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