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IDEAS DESHILADAS PARA UNA VIDA HILADA

Por: Sofía Lichilín


Centrada, disciplinada, ordenada, responsable… Palabras con las que me han definido más de una vez y con las que no me identifico. La verdad es que, más allá de estos cabellos cortos y estas gafas azules, soy una mujer que vive con la cabeza en las nubes, entre un laberinto de versos e ideas que me es imposible hilar. Perdonará el lector encontrar estos últimos rasgos al interior de este texto.

Muchas veces he recibido expresiones de sorpresa cuando las personas descubren que no todo el tiempo, y de hecho muy poco tiempo, soy esa persona que siempre sale con algún comentario elegante y se mantiene sobria y seria. Por encima de todo, mi más alto estandarte es mi paz mental, y por ello suelo alejar todo lo que la interrumpa, y así acabo privilegiando charlas amenas sobre trabajos académicos, reflexiones literarias sobre preparar presentaciones, escuchar discografías enteras, sobre estudiar para parciales. Y entonces… ¿qué me ha llevado a donde estoy? ¿De dónde he sacado esa pila de diplomas? Diría yo que es gracias a la mentalidad del “sin mente y con verraquera”; receta mágica que resume la idea que hoy traigo y probablemente de gran parte de mi vida. Se la presento a continuación.

Sin mente: No estoy sugiriendo que no piense, apreciado lector; al contrario soy una persona que todo lo racionaliza, pero justamente de esa racionalización he llegado a esta conclusión: No vale la pena angustiarse por cosas que no se pueden cambiar. Suena a frase de cajón pero es real y nunca la apropiamos; la leemos en Instagram una y mil veces y seguimos sufriendo de ansiedad y enfermedades causadas por estrés. Ahora bien, no quiere decir que no sufra de las dos anteriores, pero el punto es que creo que es posible mantener nuestras aflicciones a raya gracias a nuestra mente. A este respecto he experimentado muchas veces sobre mí misma, y he descubierto que sí es posible jugar con el propio cerebro, convencerse a uno mismo de cosas, y además que una vez se instaura una creencia, actuamos casi que en piloto automático concorde a [CDLCBSARC1] ella.

Con verraquera: Verbigracia, si ya se metió no se salga, afronte, crezca. Otro lema inocuo en nuestros oídos es que son las situaciones que nos incomodan las que nos hacen crecer. Si jamás nos presionamos nunca adquiriremos habilidades ni descubriremos todo de lo que somos capaces. Saque adelante sus proyectos como sea, trasnoche, corra. Se hace esencial complementar este punto con el anterior porque como ya expresé tiendo a distraerme de mis obligaciones, pero no quiere decir que las deje de lado. Siento que eso es lo que ha de trascender en este artículo; no va a salir adelante por obra y gracia del Espíritu Santo, sino son sus decisiones del día a día las que lo llevarán a la cúspide de su vida.

Podría exprimirme el cerebro pensando en algo más que decir, pero como ya le dije a Felipe: “Pipo, no tengo nada que enseñar.” De una forma u otra espero que si no ha encontrado alguna clase de lección o consejo aplicable a su vida dentro de este corto paseo al interior de la mente de la autora, haya disfrutado o al menos detestado mi prosa rimbombante.

Ya para acabar, lo que sí le puedo recomendar es que sueñe, crezca y no se olvide de disfrutar esa vida por la que se ha partido el alma y cabeza.

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