La revolución colorinche de las pequeñas obras: Eloísa Cartonera
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- 27 ago 2020
- 6 Min. de lectura
Por: Yessica Bermúdez
Buenos Aires, Argentina.

“Libro de pinturas es tu corazón, has venido a cantar y haces resonar tus tambores, tú eres el cantor, en el interior de la casa de la primavera alegras a las gentes. Tú sólo repartes flores que embriagan, flores preciosas, tú eres el cantor. En el interior de la casa de la primavera alegras a las gentes” Netzahualkoyutl
El sol tenue de la fría tarde de inicios de primavera iluminaba ese sencillo poema que se encuentra en la entrada de la esquina pintoresca de Aristóbulo del valle 666, aquella casa en la que sin lugar a dudas los libros de pinturas deleitan el corazón de las gentes.
- “Bienvenidos a la cartonera más colorinche del mundo”- dijo la poderosa mujer que asomaba sus rebeldes crespos, su dulce sonrisa y que acompañada de un calientito mate compartía su radiante energía. La “Osa” recibía a aquellas rubias estadounidenses que iban en busca de actividades contraculturales en el barrio de la Boca; aquel que entre colores y olores inmortaliza lo hermoso de la sencillez y lo antiquísimo de la cultura.
Las altas y radiantes norteamericanas son acogidas por fotografías sonrientes, un cuadro de Evo Morales y del Ché Guevara que cuelgan de las paredes azules (Color Boca) que recuerda a los invitados los inicios revolucionarios de la singular editorial. Eloísa cartonera representa la fuerza de aquel 70% de la población de clase media-baja-alta que sufrió las graves consecuencias de la corrupción y las decisiones equivocadas tomadas por los gobiernos del país en la década del 90 y principios de los años 2000. En el año 2003 cuando el peso de la crisis, las muertes en las revueltas piqueteras y las altas tasas de desempleo diluían las esperanzas de las familias, que día tras día buscaban de infinitas maneras llenar su cacerola (esa que durante tres años había mutado su función: ya no servía para cocinar sino para protestar) un grupo de personas del común entendieron que las grandes revoluciones empiezan con pequeños actos transgresores y decidieron reutilizar cartón para formar universos literarios hechos con amor.
Amor, ese extraño sentimiento que mueve al mundo y que le dio el nombre a la cooperativa. Washintong Cucurto y Javier Barilaro junto con los demás del barrio crearon a la “carto” - como le llaman de cariño- un día de primavera. Ese lugar donde muchos llegan, reproducen el arte de su espíritu, dejan su huella y se van. Así como lo hizo la hermosa mujer boliviana, Eloísa, en la vida de Barilaro; que un día apareció para encantarlo y al siguiente se fue para inspirarlo.
Mientras la decoración contaba su historia, en la mesa llena de pinturas mezcladas e innumerables pinceles, las rubias seguían disfrutando del lenguaje que se puede compartir sin importar la clase social, el nivel educativo o la procedencia: la pintura. - “We love to come here”- decía una de las más jóvenes. - “y como no hacerlo” le respondió Andrea, una colombiana de tez morena, cabello crespo y obscuro que movía sus hombros mientras disfrutada “La casa en el aire”, del maestro Escalona. Aquel clásico vallenato que Alejandro había puesto mientras cortaba cartón y explicaba - “ese CD nos lo presentó Juan, un Colombiano que trabajaba con nosotros, no puedo creer que los colombianos sólo escuchen esta música en fiestas de fin de año, si es muy bonita como para escucharla todo el año”-. Y es que así es la “carto”, representante de lo popular, de la mixtura, de aquello que vale la pena hacer durante todo el año, ese lugar de puertas abiertas a la cultura, a la imaginación y sin lugar a duda a la transformación.
- “Nosotros en la cooperativa somos cinco, una de nuestras compañeras, Luciana, vive a dos horas de Buenos Aires y tiene cinco hijos, a la última le puso Aida Luz como la mujer de la canción. Ella viene y se lleva 100 cartones para su casa y luego los trae pintados, así nos colabora y cuida de sus hijos” expresó la Osa, mientras acostaba a Federico (su hijo de dos años que no había ido al colegio porque estaba enfermo) en una camita hecha con dos sillas y dos cartones, en los que parecía sentirse tan cómodo como en casa. Y es que la revolución también empieza por ahí, la crisis de hace 14 años demostró la tenacidad de la mujer argentina, esa que puede ser madre cabeza de familia y a la vez trabajadora incansable. El ejemplo encarnado de ello es la Osa poderosa. Esa mujer que con bajo nivel educativo formal, sin demasiados conocimientos de escritura y quizá de lectura aporta al mundo de la literatura todo lo que puede. Con sus manos laboriosas prepara, día a día, centenares de libros para que tanto los pequeños como los grandes tengan la posibilidad de perderse entre líneas, porque como buena representante del género femenino, ella es dadora de vida.
En el centro del establecimiento se encontraba empolvada una máquina de imprimir Multilith 1250, esta les fue entregada por el estado en cuanto se consolidaron como cooperativa. Lastimosamente, hoy sólo es acariciada por el polvo pues no está en funcionamiento. - “Por ahora no la usamos porque es semiautomática y requiere de conocimientos para saberla usar, así que tenemos un impréntelo que tiene una igual, él hace su trabajo desde su taller y nos lo trae. Yo intenté usarla, pero no es como oprimir un botón y ya”- expuso Alejandro. La simplicidad y accesibilidad son dos características esenciales de la “carto”, lo que no funciona de esta manera puede obstruir el crecimiento. La situación de la máquina es sólo un ejemplo más del repetido error estatal, donde se entrega al pueblo materialidad que de nada sirve lejos de la educación y capacitación humana.
Así es como sobre la vieja máquina están unos bellos dibujos que hicieron Raúl y María Helena, esa pareja que entre “Fernandito” y “Fernandito” proveen a la Eloísa del mejor cartón de la ciudad. Ellos viven con un grupo grande de recicladores debajo de un puente cerca del barrio y son los encargados de buscar el mejor cartón del supermercado DIA para venderle a la Osa un “Bolsón”, de aproximadamente 166 kilos, por el que se les paga 250 pesos. El aumento exponencial del desempleo y la dificultad para importar materiales del año 2001 permitieron el aumento del valor del cartón entre otros materiales (Ministerio del Interior) lo que incrementó el número de trabajadores en el ámbito. Esta importante labor que se encuentra datada del siglo XIX adquirió tal fuerza, que en mayo del año 2003 se conformó por parte del Estado el Programa de Recuperadores Urbanos (Ministerio del Interior) lo que a través de los años ha organizado este trabajo de manera significativa en la gran ciudad.
La importancia de este laburo a nivel ambiental es exponencial, actualmente se recuperan en Buenos Aires aproximadamente 1000 toneladas de materiales reciclables por día, lo que permite disminuir en un 18% la basura domiciliaria (Rocha, 2015). Quizás Raúl y María Helena no son conscientes de esto, pero su labor colabora no sólo en la creación de textos únicos sino también en un desarrollo ambiental de la ciudad. Ellos viven de este trabajo informal y aunque desde la cooperativa se ha buscado ayudarlos a crecer, como bien dice Osa: – “con él Fernando y el Paco no hay caso”. -
Las lindas norteamericanas ya se van y antes de que salgan Osa aprovecha para ofrecerles el vino, la miel, el mate y los cereales que son hechos por amigos suyos de manera artesanal y que prometen ser de excelente calidad. El estante está bastante lleno y es que la labor ecológica, de consumo consciente y cooperación son sin lugar a duda la marca representativa de la “carto”, un espacio polisémico que busca contrarrestar la voracidad capital para dignificar el consumo como acto político.
En reconocimiento de lo anterior, Eloísa Cartonera ganó en diciembre del año 2012 el Premio Mayor que otorga la Fundación Holandesa “Prins Claus Fonds” en el Palacio Real de Ámsterdam. Allí estaban Cucurto y María, al otro lado del mundo, recibiendo algo que representó un tiempo después el cambio de local y la compra de un terreno a las afueras de la capital. Esplendoroso es ver cómo el dinero entregado de manos de la realeza se convirtió en un espacio donde se siembra zapallito, árboles frutales y todo tipo de verduras y es que la “carto” nunca deja de avanzar en su camino contracultural y extraordinario.
En definitiva, la “Carto” es una cooperativa transgresora llena de amor. Amores imposibles como el de Barilaro y aquella Boliviana que partió, amores infantiles como el de princesas de sus libros, amores por el “Fernandito” como el de Raúl y María Helena, amor maternal como el de Osa por Fede, amores colorinches y revolucionarios que nacen de la fuerza del espíritu y que aún en tiempo de crisis pinta de colores a las gentes del país.
Al finalizar el día, las 100 tapas que se necesitaban terminar estaban listas para sorprender a todo el pueblo de Santo Tomé (Corrientes) en la 14ª Feria del Libro que se realizará del 15 al 18 de octubre en el municipio.
Bibliografía
Ministerio del Interior. (s.f.). Una aproximación histórica y estructural sobre el fenómeno cartonero en Buenos Aires. Obtenido de Miniinterior.gob.ar: http://www.mininterior.gov.ar/asuntos_politicos_y_alectorales/incap/clases/Paper_Schamber-1.pdf
Rocha, L. (16 de 03 de 2015). La Nación.com. Obtenido de Reciclado: un multimillonario mercado callejero: http://www.lanacion.com.ar/1776493-reciclado-un-multimillonario-mercado-callejero


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